Smoker, 1 (Mouth, 12) 1967, de Tom Wesselmann

Tom Wesselmann empezó a crear esta serie de pinturas de bocas en 1965. Como venía siendo habitual en él, son cuadros de gran formato en los que plasma imágenes atractivas y sensuales, evocadoras e inquietantes al mismo tiempo, ya que poseen una perfección exacerbada. Esta boca gigantesca, de cuyos labios cuelga un cigarrillo humeante forma un gran contraste con los labios de un rojo intenso, los dientes de un blanco resplandeciente y el humo gris que sale del pitillo encendido, como un plano de una película de cine negro transformada en pop art.

El pintor y escultor de Cincinnati celebra el color y las formas en sus cuadros, más que una intención de usar el arte pop como otros artistas, y sin querer criticar el consumismo, su finalidad y obsesión son las formas y las composiciones con la intención de crear el mayor impacto visual posible y un movimiento que fluyese al observar el cuadro. Debido a esto no incluía demasiados elementos en sus trabajos porque en su opinión, un exceso de detalles podría limitar esa intención.

La imagen se centra solo en esta parte de la cara como si estuviese flotando en el ambiente. El blanco del fondo nos ayuda a que esa sensación predomine en el lienzo. La boca, desprovista del resto de la anatomía adquiere por sí misma protagonismo como objeto sugerente, un retrato de la época moderna, un reclamo y al mismo tiempo el sello inconfundible del artista. Todavía podemos observar la importante herencia del fetichismo, predominante en toda su obra precedente y posterior, ya sea directa o subliminalmente. Otras partes del cuerpo como los pechos o los pies serían los motivos centrales de algunas composiciones durante los años setenta.

Esta serie de cuadros probablemente inspiró a Ed Pasche, diseñador de la portada del álbum Sticky Fingers y posterior logo de los Rolling Stones, ya que estaba familiarizado con las obras de Wesselmann.

Textos © 2020, Guillermo López Mao
Imágenes © de los respectivos autores

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